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29 may 2011

DESCANSO INFANTIL Y TRASTORNOS



1. CUÁNTO DEBE DORMIR UN NIÑO O BEBÉ


El descanso es el tiempo necesario para restablecer el equilibrio físico y psíquico, reponer nutrientes y permitir la distensión muscular después de realizar una actividad. Una manera de descansar es a través del sueño.

La cantidad de horas que duerme un niño depende mucho de su carácter individual, ya que es una cuestión específica de cada niño en la que no se puede contestar con exactitud el tiempo requerido.
Dicho tiempo se ve afectado por su edad, las actividades que realice durante el día, los hábitos y costumbres que se le haya enseñado, su estado de salud y el ambiente en el cual viva. El descanso de cada niño varía según su organismo.
Muchos padres/madres se preocupan por el sueño de sus hijos y no saben cuales son las horas que deberían emplear para que estos durmieran el tiempo adecuado a su edad.
Para que se eduquen en el buen descanso y los hábitos de sueño apropiados, aquí os dejo la evolución del sueño a lo largo de la infancia. Todo tiempo es aproximado ya que existen márgenes que se dan alrededor de las edades por tenerse en cuenta las características individuales de madurez de cada niño.

Como consejo, a las nuevas educadoras os digo, que en el periodo de adaptación de una escuela infantil podéis ayudar a dormir al niño meciéndole o acariciándole, pero sólo en ese periodo de adaptación ya que más adelante tendrá que aprender a dormirse por sí solo y no debemos acostumbrarle a que dependa de nosotras para ello.
Uno de los recursos que podéis utilizar para las siestas en la escuela es la música relajante o cantarles una nana antes de dormir (Musicoterapia).
Una canción de cuna que a mí personalmente me encanta es la siguiente:


A. LAS HORAS DE SUEÑO RECOMENDADAS EN CADA ETAPA

Evolución del sueño a lo largo de la infancia

El patrón de sueño cambia con la edad y se va adaptando al propio ritmo biológico. En los adultos el ritmo se repite cada 24 horas y regula sus necesidades: marca los patrones de sueño y vigilia, los momentos que se tiene hambre, la temperatura del cuerpo, etc. Para sentirse bien se ha de procurar que estos ciclos funcionen bien.

-       Recién nacidos: En el recién nacido el sueño ocupa unas 18 horas repartidas en ciclos de 3-4 horas reguladas por los periodos de alimentación e higiene. Pasan prácticamente todo el día durmiendo. Poco a poco los periodos de vigilia se alargan y las horas de sueño disminuyen.
-        Niños a partir de los 3 meses: Pueden dormir 4-5 veces al día. La duración de su periodo de actividad vigilia es de 1-2 horas.
-    Niños a partir de los 12 meses: Hasta los 12 meses duermen entre 3 y 4 horas diarias y sólo un 10% no duerme toda la noche seguida. A partir de los 18 meses duermen 2 periodos al día; los de vigilia se van ampliando progresivamente y el n º de horas que precisan dormir al día disminuye.
-   Niños a partir de 3-4 años: Se produce un cambio en el ritmo biológico, abandonando progresivamente los ciclos de entre 3 y 4 horas para adaptarse al ritmo biológico de 24 horas. Hasta los 4 o 5 años se puede mantener la siesta, dividiendo los periodos de actividad en 2. Las horas de sueño nocturno tienen que ser de 10-11 horas para que recuperen todas sus energías.

B. LA CALIDAD DEL SUEÑO

Para saber si el niño duerme lo necesario, los padres (en el hogar) o el educador/a (en el aula) deben prestar atención a la calidad de su sueño y a los síntomas que puede presentar durante el día.
Algunos estudios realizados por fisiólogos, como el chileno Enio Vivaldi, denotan síntomas como:

  •   El niño se levanta con dolor de cabeza.
  •  Le cuesta mucho despertar y quiere seguir durmiendo.
  • Se duerme haciendo alguna actividad ya sea lúdica como didáctica.
  •   Presenta somnolencia diurna.
  •   Le cuesta demasiado despejarse.
  •   Se queda dormido realizando alguna actividad ya sea lúdica o didáctica, durante trayectos cortos en el coche, etc.
  •    Presenta problemas de atención y conducta en la escuela.

Si el niño presenta estos síntomas y además se muestra más nervioso e irritante de lo normal, eso quiere decir que su sueño es insuficiente o que padece de algún trastorno del sueño. En este caso, lo más apropiado sería buscar a un especialista para que os oriente y poder regular el sueño del niño.


2. TRASTORNOS / ALTERACIONES RELACIONADAS CON EL SUEÑO
  • Ronquidos
    Entre el 7% y el 10% de los niños son roncadores habituales.
    • Disomnias

      Son alteraciones que afectan a la cantidad, calidad y horario de sueño.
      En edad infantil la más frecuente es el insomnio que son las dificultades para irse a dormir o tendencia a desvelarse varias veces durante la noche. Existen tres tipos de desencadenantes:

      • Perturbaciones orgánicas: Lo provoca toda afección orgánica por su dolor o afectación directa de los centros nerviosos.
      • Dificultades en la adquisición del hábito: Relacionadas con la alimentación (horario estricto en las tomas, o duración insuficiente por ejemplo), y con situaciones de cambio en el entorno del niño. 
      • Signo de conflicto emocional por razones accidentales o propia personalidad del niño.

      El algoritmo para la evaluación del insomnio/despertares nocturnos  podría ser:


      • Parasomnias

      Consisten en fenómenos anómalas producidos al principio, durante, o en el umbral del sueño y el despertar, que lo pueden interrumpir o no, pero que se centra en la alteración y no en su efecto sobre el hecho de dormir o despertarse.

      * Sonambulismo:
      Episodios repetidos de una secuencia de conductas complejas que provoca el levantar de la cama y el caminar sin tener conocimiento de ello. Duran desde segundos hasta 20 minutos, en los que mientras, se tiene el rostro pálido, la mirada fija, motricidad mala y lenta, habla dificultosa con carácter de conversación, etc. Alteración inofensiva pero con posibilidad de accidentes. La causa puede ser el cansancio, medicaciones, etc. Intervención: no despertar al niño, únicamente reconducirlo a la cama.
      * Somniloquía:
      Hablar, gritar, o llorar en sueños. Los más habituales son las palabras sueltas ininteligibles y frases muy cortas que no responden a ningún tipo de conversación con contenido relacionado con la vida cotidiana. No recuerdan nada al despertar.

      * Pesadillas:
      Despertares frecuentes en los que se tiene un recuerdo detallado del sueño, muy vivido, relativamente extenso y que produce miedo por lo que se despierta ansioso, chillando y asegurando que tiene miedo. Suelen estar relacionados con acontecimientos vitales estresantes para el niño. No suelen aparecer hasta los 8-12 años. Hay que tener mucho cuidado con el suceso de que el niño se haga “pis” en la cama, ya que si no nos lo tomamos con toda la naturalidad posible podemos ocasionarle miedo al niño, lo cual ya le crearía un trastorno nocturno.
      *  Terrores nocturnos:
      Son episodios repetidos de despertar bruscos que normalmente se inician con un grito de pánico, durando de 2 a 10 minutos la situación de horror. Actuación: esperar quedándose a su lado calmadamente e intentar explicarle la poca importancia que tiene.

      * Bruxísmo:
      Rechinamiento de dientes. Resulta molesto para otros niños del aula y perjudicial para la salud dental del niño, por lo que el especialista puede realizarle una prótesis dental para dormir.

       

      * Jactatio Capitis:
      Hábito motor de mover rítmicamente la cabeza sobre la almohada. Puede iniciarse a los 6 meses manteniéndose hasta los 4 años. Se considera normal e inofensivo, como una manera reconfortable de empezar a dormir. Dejan de ser normales tras los 4 años y pueden atribuirse a carencias afectivas o de privación materna.


      3. TEMORES MÁS COMUNES NO RELACIONADAS CON EL SUEÑO

      Los niños entre 2 y 4 años son los que tienen más temores. Casi todos tienen miedo de animales, rayos y tormentas, o médicos. Alos 6 años el miedo a la oscuridad es más común, pero éste y otros tienden a desaparecer a medida que crecen y se hacen más fuertes mentalmente a estos miedos.
      Los niños tienen miedo porque son conscientes a estas edades de lo pequeños que son, además no siempre pueden distinguir entre la fantasía y la realidad.

      De manera resumida y clara, os dejo presente este cuadro que, aunque no refleje trastornos relacionados con el sueño, puede ser interesante conocer los miedos más comunes a estas edades, los cuales sí pueden aparecer en el sueño del niño mediante las pesadillas o terrores nocturnos.


      Los padres podéis ayudar a los hijos a eliminar sus temores infundiéndoles una buena dosis de confianza sin ser demasiado protectores, fomentando así la superación de sus terrores propios e irreales.
      Algunos consejos son:
      -        Dándole seguridad a expresar sus miedos abiertamente.
      -        Evitando la mofa con frases como “no seas tan niño”.
      -        Evitar el desafío con frases como “dale una palmadita al perrito”.
      -        No recurrir a la persuasión lógica, como por ejemplo diciendo “el oso más cercano está a 100 Km.”.
      -        Anímale y tranquilízale explicando que esta a salvo y que no le dejará solo.

      Cuento infantil recomendado:

      La Pequeña Caja de los Horrores. ISBN: 978-84-96939-52-3. Su título original es “Little Box of Horrors”, escrito por Kess Moerbeek, que del mismo estilo tiene otro título denominado “Los Tres Cerditos”. Este libro que os recomiendo es muy interesante tanto en formato como en contenido… ¿Con qué se enfrentará el niño? pasará miedo de forma divertida con personajes horripilantes de color verde, rojo, amarillo y azul, como fantasmas, murciélagos y repelentes cucarachas. Un formato original dominado por los dibujos que deja vía libre a las explicaciones de la educadora, donde según cómo le motive, el niño puede desprenderse de sus miedos viendo que son únicamente fantasía.



       

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